Del afán no queda sino el cansancio. También aplica para el marketing legal

“¡Necesitamos publicar esto ya!” es una frase común cuando una firma o un abogado contrata una consultoría en marketing.

Vayamos al grano: ¿cuál es el afán? Sí, en ocasiones la inmediatez hace la diferencia, como en el caso de noticias o actualizaciones legislativas. Pero definitivamente no aplica para todos los casos.

Contratar una asesoría en marketing es, para una firma o un abogado, un gran paso. No es su práctica habitual, no es un tema que dominen, por lo que su esfuerzo es altamente valorado y los resultados deben ser satisfactorios. Es precisamente aquí donde cobra más sentido no acelerar los procesos, planear, definir propósito y objetivos, y trabajar llevando procesos que al final permitan resultados a corto, mediano y largo plazo.

Lanzarse “sin mente”, simplemente por sentir que la consultoría está “teniendo resultados” puede ser un arma de doble filo, donde tanto el consultor como la firma o el abogado resulten frustrados. La prisa puede llevar a que no se tenga una línea de comunicación definida, a que el lector no entienda el mensaje, a cometer errores que afecten la imagen y la marca y, a la larga, el impacto puede ser negativo.

Nada más satisfactorio que hacer una presencia sólida, mostrando el valor, con una línea gráfica y de comunicación que resalten las cualidades y capacidades del servicio jurídico ofrecido y de las personas detrás de ese servicio. Esto no solo construye confianza y reputación, sino que también atrae a clientes que valoran la calidad y la profesionalidad.

Como dice el dicho, “no por mucho madrugar amanece más temprano”, y en el marketing es una frase que cobra mucho sentido. No se trata de años de planificación y de un perfeccionismo llevado al extremo, pero sí de fijar pilares, objetivos y mínimos que permitan que el marketing desempeñe el papel que le corresponde. Además, es esencial entender que el marketing es una inversión a largo plazo, y los resultados más significativos pueden tomar tiempo en manifestarse. La consistencia y la calidad en cada acción de marketing son clave para construir una marca fuerte y duradera.

La clave está en encontrar un equilibrio. La planificación y la estrategia son fundamentales, pero también lo es la flexibilidad para adaptarse a los cambios y oportunidades que puedan surgir. Un marketing bien pensado y ejecutado puede ser la diferencia entre una firma/abogado más en el mercado y una/un que realmente destaca y se posiciona como líder en su área.

Del afán no queda sino el cansancio. También aplica para el marketing legal

“¡Necesitamos publicar esto ya!” es una frase común cuando una firma o un abogado contrata una consultoría en marketing.

Vayamos al grano: ¿cuál es el afán? Sí, en ocasiones la inmediatez hace la diferencia, como en el caso de noticias o actualizaciones legislativas. Pero definitivamente no aplica para todos los casos.

Contratar una asesoría en marketing es, para una firma o un abogado, un gran paso. No es su práctica habitual, no es un tema que dominen, por lo que su esfuerzo es altamente valorado y los resultados deben ser satisfactorios. Es precisamente aquí donde cobra más sentido no acelerar los procesos, planear, definir propósito y objetivos, y trabajar llevando procesos que al final permitan resultados a corto, mediano y largo plazo.

Lanzarse “sin mente”, simplemente por sentir que la consultoría está “teniendo resultados” puede ser un arma de doble filo, donde tanto el consultor como la firma o el abogado resulten frustrados. La prisa puede llevar a que no se tenga una línea de comunicación definida, a que el lector no entienda el mensaje, a cometer errores que afecten la imagen y la marca y, a la larga, el impacto puede ser negativo.

Nada más satisfactorio que hacer una presencia sólida, mostrando el valor, con una línea gráfica y de comunicación que resalten las cualidades y capacidades del servicio jurídico ofrecido y de las personas detrás de ese servicio. Esto no solo construye confianza y reputación, sino que también atrae a clientes que valoran la calidad y la profesionalidad.

Como dice el dicho, “no por mucho madrugar amanece más temprano”, y en el marketing es una frase que cobra mucho sentido. No se trata de años de planificación y de un perfeccionismo llevado al extremo, pero sí de fijar pilares, objetivos y mínimos que permitan que el marketing desempeñe el papel que le corresponde. Además, es esencial entender que el marketing es una inversión a largo plazo, y los resultados más significativos pueden tomar tiempo en manifestarse. La consistencia y la calidad en cada acción de marketing son clave para construir una marca fuerte y duradera.

La clave está en encontrar un equilibrio. La planificación y la estrategia son fundamentales, pero también lo es la flexibilidad para adaptarse a los cambios y oportunidades que puedan surgir. Un marketing bien pensado y ejecutado puede ser la diferencia entre una firma/abogado más en el mercado y una/un que realmente destaca y se posiciona como líder en su área.

El factor memorable en la prestación de servicios legales

Esta semana leí un artículo que hablaba sobre los elementos que determinan si la experiencia del cliente en el sector servicios es satisfactoria. Satisfactoria, pero no extraordinaria ni memorable. Se listaban, entre otros, la experiencia y especialización del profesional a cargo, el cumplimiento de los tiempos de entrega y la amabilidad en el trato.

Aunque no es sorprendente, me hizo reflexionar que cuando se le pregunta a un abogado qué lo diferencia en el mercado (a él/ella, su área de práctica, o la firma de la cual es socio/a), a menudo menciona estas características, que ya son consideradas el estándar mínimo para la prestación de servicios. Es decir, son comunes y esperadas.
Entonces, ¿qué nos hace diferentes en la profesión legal? ¿Qué hace que nuestra área sea considerada superior a las mismas áreas en otras firmas u oficinas de abogados?

Muchos dirían que el precio, especialmente en la coyuntura actual del país, y en parte tendrían razón. Si el servicio cumple con los mismos elementos mínimos que otras firmas similares, entonces el precio juega un papel determinante. Pero, ¿qué pasaría si añadiéramos ese “algo más” que haga que la experiencia del cliente sea memorable y digna de recomendación? ¿Seguiría siendo el precio el factor determinante?

Todo esto me lleva a un cuestionamiento retador: ¿cómo podemos impulsar una experiencia memorable para nuestros clientes? Aquí es donde el marketing legal cobra importancia y apoya esa reflexión adicional que toda firma o profesional del derecho merece y que se traduce en tomarse el tiempo para evaluar capacidades, eficiencia de procesos, uso de tecnología, interacción con el cliente y gestión de procesos.

Mi recomendación es no hacer esto de forma individual. Utilizar metodologías grupales para entender la percepción del equipo y colegas, analizar el mercado, identificar potentes perfiles personales y, sobre todo, escuchar al cliente, sus necesidades y expectativas.

Esto es realmente valioso en tiempos de incertidumbre, donde el posicionamiento, la consideración, la fidelización de clientes y el reposicionamiento juegan un papel crucial en el crecimiento de los negocios del sector legal.